El ex presidente dominicano Leonel Fernández tiene una estatura continental como líder político y ente de moderación en diversos conflictos entre naciones. En función de esa condición ha participado como observador o como invitado, en una gran cantidad de procesos electorales de muchas de las naciones que forman parte de América Latina.
En esa condición de observador Leonel fue invitado por el Consejo Supremo Electoral a participar en el recién celebrado proceso electoral, el cual ha provocado una difícil situación en la patria de Simón Bolívar, ya que tanto el gobierno de Nicolás Maduro como los sectores de la oposición, afirman que ganaron las elecciones. Muchos defensores de la oposición venezolana y tradicionales enemigos del chavismo venezolano, han emprendido una campaña agresiva e irrespetuosa en contra de Leonel, queriendo endilgarle una actuación incorrecta cuando él asumió con dignidad su papel de observador.
Leonel actuó correctamente en Venezuela. El fue, es y seguirá siendo un ente de moderación y negociación ante cualquier conflicto de los venezolanos o de cualquier país de nuestro continente. Partiendo de eso, en sus conclusiones sobre el proceso venezolano, Leonel emitió un documento junto al ex presidente colombiano Ernesto Samper, donde recomienda las mismas cosas que recomienda la OEA, el Centro Carter, el gobierno dominicano y la mayor parte de quienes realmente quieren una salida a la crisis venezolana que no altere la paz de esa nación, ni propicie un enfrentamiento estéril e innecesario entre los venezolanos. Leonel dijo que es necesario que el Consejo Supremo Electoral publique y valide todas las actas junto con los candidatos, que no se produzcan enfrentamientos violentos entre los actores del proceso, que se mantenga la paz y que la solución del problema debe ser entre los venezolanos sin intervención de fuerzas extranjeras. Esa es la posición correcta en estos momentos. Y eso es lo que está sucediendo para bien de la patria de Simón Bolivar.
Leonel no es quien va a decidir lo que suceda en Venezuela. Para muchos de sus opositores internos, lo que pudiera decidir Leonel es lo que va a determinar el futuro de Venezuela, y eso es un absurdo. Lo cierto es que el ex presidente dominicano es una figura de corte internacional que merece respeto y consideración de todos, seguidores y contradictores, porque actuó acorde a las circunstancias que ameritan cuidado y tacto para un observador electoral.
Leonel, como todos los sectores sensatos del mundo, queremos la paz y la tranquilidad en Venezuela. Lo correcto y conveniente es que tanto el gobierno de Maduro como los sectores opositores se sienten a hablar y cada uno presente sus argumentos ante una comisión de figuras internacionales que puedan analizar las pruebas de cada lado y certifiquen quien tiene la razón. El gobierno no debe reprimir a la oposición, pero tampoco la oposición debe auspiciar desórdenes o acciones vandálicas que desestabilicen a Venezuela.
Los Estados Unidos no deben decidir quien ganó las elecciones, pero tampoco China, Rusia, ni ninguna otra nación del mundo. El problema de los venezolanos debe ser resuelto por ellos, por sus instituciones, por sus leyes y sus dirigentes, todos llenos de deseo de paz y concertación para bien de esa nación. El hecho de que se estén dando pasos para buscar un acercamiento y una discusión pacífica entre los partidarios de Maduro y de la oposición, es algo sumamente positivo y esperanzador. Respaldar de forma irracional y dogmática a cualquiera de los bandos, es actuar contrario a la paz. Debemos estar claros en que ni Maduro es un dictador ni los opositores venezolanos son criminales o terroristas. En esta situación las posiciones extremas llevan a que se pierda la visión y la sensatez. De esa manera fue que actuó muy correctamente el expresidente Leonel Fernández.
En estos momentos es necesario orar por la paz en Venezuela. Orar para que Dios les de visión y discernimiento a Maduro y su gente, a Edmundo Gonzalez, a Maria Corina y su gente, al ejército venezolano, al Consejo Supremo Electoral, a todos los candidatos que participaron en las elecciones, al pueblo venezolano, para que la paz y el entendimiento sean la base de un gran acuerdo que evite una guerra civil o una intervención de los Estados Unidos.
La Biblia dice en Santiago 5:16 que “la oración eficaz del justo puede mucho”. Oremos sin cesar para que la paz y el amor llenen los corazones de todos los venezolanos y juntos, en armonía, puedan encontrar la solución a esta difícil y complicada situación que los mantiene en conflicto.
Euri Cabral
Economista y Comunicador